Después de leer todos estos mensajes con memorias y sentimientos de nuestro barrio, los comparto y sin duda ellos nos han reconectado con el pasado. También nos hace pensar en las contradicciones del subdesarrollo. Ese barrio de dos o tres cuadras de largo por una y media de ancho, con casas de ventanas y puertas abiertas donde jugábamos libremente día y de noche, estaba rodeado de otras cosas no tan exclusivas. La 16 siendo una misma calle se dividía en dos, nuestro vecindario y gente pobre vivía solo pasando la calle. La Pioja una quebrada de aguas negras nos recorría de lado a lado. En la 19, hacia la séptima y a solo media cuadra de mi casa, vivía gente pobre. Parecía que ellos sabían mucho de nosotros y nosotros poco o nada de ellos. Para rematar, a solo tres cuadras de esas casas diseñadas por renombrados arquitectos en la 18, estaban las empresas de buses municipales, los cafetines de mala muerte y las prostitutas callejeras de más baja reputación de la ciudad. Interlaken más que un vecindario o una urbanización del siglo pasado, creo que fue una época que vivimos con gente muy especial, los amigos de nuestra niñez y algunos de ellos, los de toda la vida.

Layo

14 de octubre - Desde miles de kilómetros de distancia me imagino esa reunión con tanto tiempo preparada y con nostalgia recuerdo esa época de la infancia que pasamos juntos.

En esa colección de fotos y anécdotas vemos a nuestros padres, nos identificamos con sus preocupaciones y sueños de la época mientras vemos hoy a nuestros propios hijos prepararse a tomar las riendas de esta sociedad.

Por algo se dice que el primer síntoma de la vejez es que uno empieza a parecerse a su padre. Fue una buena idea reunirnos pues nos ha permitido recordar, darnos cuenta de la vida que tuvimos, ponernos en el lugar de nuestros viejos y comparar desde el presente el camino recorrido.

A veces uno se siente solo y olvida que en este mundo seguimos viviendo millones de personas nacidas en la misma época y que tuvimos infancias paralelas en diferentes rincones del planeta. Somos una más de esas generaciones estudiadas por Ortega y Gasset que comparte una historia común y recuerdos pasados; siempre serán mayores los parecidos entre los hombres de una generación que sus diferencias, decía él. Una cadena genética ininterrumpida desde tiempos prehistóricos remotos. En ella estamos sumergidos los otrora niños pobres y ricos que vivieron fuera o dentro de Interlaken.

Finalmente no estamos tan solos y esa presencia invisible nos hará más fuertes para que ayudemos a nuestra escala para que el mundo cambie y se mejore, para que Colombia salga del marasmo, para que ese utópico Interlaken pueda reconstruirse en otro tiempo y lugar, ojalá cercanos.

Nelson

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